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Altas temperaturas nocturnas: un desafío para el sueño en Santiago y la zona central

En los últimos días, gran parte del territorio nacional se ha visto afectado por un intenso calor, con temperaturas que superan fácilmente los 30 grados Celsius durante el día. Sin embargo, un fenómeno menos evidente pero igual de relevante ha comenzado a captar la atención: el calor nocturno.

En la zona central de Chile, particularmente en Santiago, las temperaturas mínimas han registrado valores inusualmente altos, oscilando entre los 15 y 17 grados Celsius. Esta situación, que podría derivar en la primera ola de calor nocturna registrada en la región, plantea retos importantes no solo para la salud física, sino también para el bienestar mental y el descanso.

Un récord de calor nocturno

El meteorólogo Iván Torres, en declaraciones a TVN, destacó el carácter inusual de las temperaturas nocturnas recientes. “Este domingo la temperatura mínima fue muy alta, prácticamente un récord. Estamos hablando de 17,9 grados”, señaló. El lunes, el termómetro marcó una mínima de 16,7 grados, y para el martes se esperaba que la temperatura no bajara de los 15 grados.

“Esto significa que podríamos estar, eventualmente, si mañana se cumplen los 15 grados, en la primera ola de calor nocturna producida acá en Santiago”, explicó Torres. Este fenómeno ha sido vinculado al calentamiento global y a la “urbanización” de las ciudades, donde el concreto y el asfalto retienen el calor durante el día y lo liberan lentamente durante la noche.

El impacto del calor nocturno en el sueño

Las altas temperaturas nocturnas no solo afectan la comodidad de las personas, sino también su capacidad para descansar adecuadamente. Leonardo Serra, neurólogo de la Clínica Alemana, explica que el calor incide directamente en la calidad del sueño.

“Las altas temperaturas dificultan el inicio del sueño, porque biológicamente este se asocia al descenso de la temperatura corporal”, detalla Serra. Durante el proceso de conciliar el sueño, el cuerpo reduce su temperatura interna, pero el calor ambiental puede interferir en este mecanismo natural.

Además, Serra agrega que “el calor produce un sueño más superficial y aumenta los despertares durante la noche”. Esto puede agravar trastornos preexistentes como el insomnio y el síndrome de piernas inquietas, perjudicando aún más la salud general.

Consejos para dormir bien pese al calor

Ante este desafío, Larisa Fabres, neuróloga de la Clínica Universidad de los Andes, ofrece recomendaciones prácticas para mejorar la calidad del sueño durante las noches cálidas. Entre ellas, destacan:

  1. Cerrar ventanas y cortinas en las horas de mayor calor: Aunque pueda parecer contradictorio, mantener las ventanas y cortinas cerradas durante el día ayuda a evitar que el aire caliente entre al hogar, conservando un ambiente más fresco en el interior.
  2. Mantenerse hidratado: Consumir agua de manera constante a lo largo del día favorece la regulación de la temperatura corporal por la noche. Esto también ayuda a evitar problemas de deshidratación que podrían empeorar el malestar nocturno.
  3. Optar por cenas ligeras y evitar el alcohol: Las comidas pesadas y el consumo de alcohol pueden dificultar el sueño y aumentar la sudoración nocturna. Se recomienda elegir alimentos fáciles de digerir para la cena y moderar el consumo de bebidas alcohólicas.
  4. Tomar una ducha tibia antes de acostarse: Aunque una ducha fría podría parecer la solución ideal, esta puede provocar una reacción de rebote que aumenta la sensación de calor después. Una ducha tibia, en cambio, ayuda a relajar el cuerpo y estabilizar la temperatura.

El calor nocturno y sus implicaciones a futuro

El fenómeno del calor nocturno no solo es una preocupación inmediata, sino también un recordatorio de cómo el cambio climático está transformando las condiciones de vida en nuestras ciudades. Durante la última década, el planeta ha experimentado una tendencia constante al aumento de las temperaturas, y el año 2024 ha sido catalogado como el décimo consecutivo más caluroso de la Tierra.

Este cambio no solo afecta la salud física y mental de las personas, sino también la economía y el medio ambiente. Por ejemplo, el aumento de las temperaturas implica un mayor consumo energético para sistemas de ventilación y aire acondicionado, lo que incrementa las emisiones de gases de efecto invernadero y perpetúa el ciclo del calentamiento global.

Cómo adaptarse a las nuevas condiciones climáticas

La adaptación al calor extremo, tanto diurno como nocturno, es un desafío que requiere esfuerzos individuales y colectivos. Además de aplicar las recomendaciones mencionadas, es fundamental promover políticas públicas que aborden la problemática de manera integral. Algunas medidas incluyen:

  • Diseño de ciudades más sostenibles: Implementar materiales de construcción que reflejen el calor y aumentar las áreas verdes urbanas para mitigar el efecto isla de calor.
  • Fomentar el uso eficiente de la energía: Incentivar el desarrollo de tecnologías de refrigeración energéticamente eficientes y accesibles para toda la población.
  • Promover la educación ambiental: Informar a la ciudadanía sobre los efectos del cambio climático y cómo pueden contribuir a su mitigación desde su ámbito cotidiano.

El calor nocturno en Santiago y otras ciudades de la zona central es una muestra más de los retos que plantea el cambio climático en nuestras vidas diarias. Si bien la situación actual genera incomodidad y preocupación, también es una oportunidad para reflexionar sobre la necesidad de adoptar medidas sostenibles a nivel individual y colectivo.

Dormir bien en medio de las altas temperaturas es posible con algunos ajustes en los hábitos y el entorno. Sin embargo, para abordar las causas profundas de este fenómeno, se requiere una acción coordinada que priorice el cuidado del planeta y la calidad de vida de sus habitantes. Mientras tanto, seguir las recomendaciones de expertos y mantener una actitud proactiva será clave para enfrentar estas noches calurosas.

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